PRENSA LIBRE E INFORMADA PARA LA
SEGURIDAD NACIONAL
FREE AND INFORMED PRESS FOR NATIONAL
SECURITY
Fernando Elías Zegarra López
jefe.doctrina@caen.edu.pe
Centro de Altos Estudios Nacionales
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2939-443X
Coronel del Ejército del Perú. Master of Science in National Security Strategy - National Defense
University - Washington DC. Licenciado en Ciencias Militares con mención en Administración.
Diplomado en Democracia y DDHH por la PUCP; en Administración y Gestión Pública por el CAEN;
en gestión del Potencial Humano, Fortalecimiento en Gestión Pública por la U-ESAN. Con estudios
de RRPP en la USMP; Respuestas Civiles y Militares al Terrorismo en el CCMR-NPS USA; en
Metodologías de Políticas Públicas aplicadas por CeTRIS- Brasil; en diseño de indicadores de
desempeño por la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP. Ha sido Director de
Estrategia y Director General (e) de Política y Estrategia de la SEDENA, Jefe de la OSDENA del
MTPE, articulador Inter agencial; docente en la EMCH, ECFFAA, ENI. Expositor, panelista y
moderador de eventos de seguridad nacional en el Perú y el extranjero. Actualmente es Editor de la
revista “Cuadernos de Trabajo” y de la “Revista de Ciencia e Investigación en Defensa”, y docente
del Centro de Altos Estudios Nacionales- Escuela de Posgrado.
Resumen
La obligación constitucional de participar en la Defensa Nacional, se ve afectada por la poca
efectividad en la generación de una cultura de Seguridad Nacional, en la que los medios de
comunicación social tienen una responsabilidad que requiere ser impulsada. Para tal efecto, los
periodistas, los comunicadores en general, que pertenezcan a alguna organización periodística
demandan contar con una mejor formación sobre estos temas, que no solo tienen correspondencia
para las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional. Esta necesidad implica que se realice una efectiva
interacción entre los medios de comunicación y los componentes del Sistema de Defensa Nacional,
particularmente con la activa intervención de la entidad encargada de gestionar y articular este
importante sistema funcional, cuya dirección recae en el primer servidor público del país: El
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Presidente de la República, como así lo dispone nuestra Constitución Política. No hacerlo puede
seguir generando distorsión en la opinión pública, con el efecto negativo de crear condiciones para la
aparición de escenarios de riesgo en desmedro de la seguridad de todos.
Palabras claves: Medios de comunicación, Seguridad Nacional, Sistema de Defensa
Nacional, opinión pública, cultura de seguridad nacional.
Abstract
The constitutional obligation to participate in National Defense is affected by the lack of effectiveness
in generating a culture of National Security, in which the media have a responsibility that needs to be
promoted. For this purpose, journalists, communicators in general, who belong to a journalistic
organization need to have better training on these issues, which not only have correspondence for the
Armed Forces or the National Police. This need implies an effective interaction between the media
and the components of the National Defense System, particularly with the active intervention of the
entity in charge of managing and articulating this important functional system, whose direction falls
on the first public servant of the country: The President of the Republic, as provided in our Political
Constitution. Failure to do so may continue to distort public opinion, with the negative effect of
creating conditions for the appearance of risk scenarios to the detriment of everyone's security.
Keywords: Mass media, National Security, National Defense System, public opinion, culture
of national security.
Introducción
“Querido doctor, yo no vendo mi pluma. Valoramos la información y si esta es importante, la
destacamos”
Luis Adán Zegarra Calderón
Lo más importante en el ejercicio del periodismo, reside en mantener la independencia de
cualquier tipo de presión, porque el valor de “la noble profesión” radica en informar con la verdad
para –de esta manera– fortalecer la construcción de ciudadanía formando adecuadamente la opinión
pública. Por tal razón, el artículo 14° de nuestra Constitución Política señala claramente que “los
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medios de comunicación social deben colaborar con el Estado en la educación y en la formación
moral y cultural”.
En nuestro país, como en el resto del mundo, las noticias se canalizan por diversos medios: así
tenemos periódicos, radio, televisión e internet. Todos ellos, tienen la posibilidad de comunicar:
- Los hechos que ocurren en nuestra vida diaria que suponen importancia para nuestra
comunidad o de relevancia nacional
- El bagaje de conocimiento obtenido por el periodista a lo largo de su experiencia
profesional
- Puntos de vista, análisis
- Opiniones de expertos; y
- La posición editorial del medio.
Estas formas de comunicación plasmadas en la narración o descripción de hechos, las
investigaciones de casos, las opiniones y el editorial del medio, sumado al conocimiento individual
de cada ciudadano, sirven para construir la opinión pública.
Esta, se forma –entonces– dependiendo de los insumos que dispone la persona o el grupo de
personas, su propia preparación, y el grado de conocimiento de la realidad. En todos estos aspectos,
los medios de comunicación tienen una participación relevante que es necesario destacar,
particularmente cuando se trata de asuntos de alcance nacional y que puedan comprometer la
continuidad y supervivencia del Estado.
La seguridad nacional
Si bien es cierto que “la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin
supremo de la sociedad y del Estado” (Constitución Política del Perú, 1993, artículo 1), eso no
significa que los ciudadanos esperen cómodamente que el Estado, a través del gobierno, cuide de
ellos, y que por eso presuman que se encuentran eximidos de responsabilidad.
De acuerdo a nuestro texto constitucional el “Estado garantiza la seguridad de la Nación mediante
el Sistema de Defensa Nacional” el cual es presidido por el Presidente de la República y compuesto
por:
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- El Consejo de Seguridad y Defensa Nacional
- La Secretaría de Seguridad y Defensa Nacional (fusionada al Ministerio de Defensa mediante
el Decreto Supremo N° 061-PCM-2016)
- La Dirección Nacional del Inteligencia
- Los Ministerios
- Los organismos públicos
- Los gobiernos regionales, y
- Los gobiernos locales
Además, nuestra máxima norma legal, explica que todos los peruanos tenemos la obligación de
participar en la Defensa Nacional, por lo que –a su vez– debemos involucrarnos con mayor empeño
en los alcances de la seguridad nacional, cuyo concepto basado en la doctrina –a pesar de estar
comprendido en la “Política Nacional Multisectorial de Seguridad y Defensa Nacional al 2030”– es
poco conocido.
La Doctrina de Seguridad Nacional, que legalmente ha mantenido el nombre de Doctrina de
Seguridad y Defensa Nacional –actualmente aprobada por el Centro de Altos Estudios Nacionales-
Escuela de Posgrado (CAEN-EPG) para fines académicos– especifica que la Seguridad Nacional es:
La situación que alcanza el Estado, en la que tiene garantizada la Independencia, Soberanía e
Integridad Territorial, el Estado constitucional democrático de Derecho, la Paz Social y los
Intereses Nacionales; así como la protección de la persona humana y los Derechos Humanos,
mediante acciones de carácter multisectorial en todos los niveles de gobierno, que permitan hacer
frente a las amenazas y preocupaciones con la finalidad de crear las condiciones para alcanzar
mayores niveles de Bienestar General y propiciar el Bien Común. (CAEN, 2021)
Este concepto –más allá de los esfuerzos realizados por el CAEN-EPG y anteriormente por la
Secretaría de Seguridad y Defensa Nacional (SEDENA)– ha sido poco difundido y, peor, poco
entendido, no solo por quienes forman parte de las entidades del Estado, sino también por diversos
estamentos de nuestra sociedad, entre los que figuran los medios de comunicación social, que –
quizás– por esta circunstancia, no destacan mayor contenido sobre la Seguridad Nacional, o no los
relacionan como de esa magnitud, soslayando que ellos son el principal elemento para la formación
de la opinión pública. Ahora bien, muchos preguntarán ¿por qué los medios deben abordar temas de
seguridad nacional en sus espacios? Sencillamente porque es necesario advertir a la población de los
síntomas que den indicaciones de la posible aparición de escenarios de riesgo, y porque “no hay
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democracia sin conocimiento y en el mundo, desde hace años, la presión de los ciudadanos y de
medios responsables logró levantar las reservas informativas sobre temáticas que invariablemente se
vinculan con la seguridad nacional de los Estados”. (Pinto, 2009)
La prensa y la Seguridad Nacional
Como gran mayoría de personas en nuestro país, muchos de los periodistas mantienen como idea
el paradigma equivocado respecto a la Seguridad Nacional, considerando que ella es de exclusiva
competencia de las Fuerzas Armadas o de la Policía Nacional, confusión originada porque en nuestra
estructura estatal se conserva la nomenclatura empleada como consecuencia de la Paz de Westfalia,
que refiere a una sola dimensión de la seguridad: la integridad territorial y lo que ella conlleva;
concepción reforzada porque el mismo sistema funcional, que se encarga de este quehacer nacional,
se sigue llamando “Sistema de Defensa Nacional”.
El desfase tiene justificación porque, desde el siglo XX, las Fuerzas Armadas con el afán de lograr
mayor identificación con la población, empezaron a conducir cursos de capacitación para periodistas
que llevaban el título de “Curso para corresponsales de guerra” inspirados en la experiencia obtenida
por los Estados Unidos de América a partir de la Segunda Guerra Mundial. En ellos, se preparaba a
los profesionales de la noticia para efectuar su labor periodística en las difíciles condiciones que exige
el conflicto armado, y también a comprender que –por razones de Seguridad Nacional– no todo debe
ser informado, pues el interés nacional es superior ante la “primicia”, la exclusiva” o “la pepa”. Con
el tiempo, y la aparición del Ministerio de Defensa, el curso adoptó su nombre, llamándose “Curso
para corresponsales de Defensa”, manteniendo los mismos contenidos y similar objetivo.
Debido a esta situación –en que por muchos años se tenía concebido que existía una sola
dimensión de la Seguridad Nacional, que además era tomada como sinónimo de la Defensa Nacional–
cuando los medios de prensa necesitaban una información vinculada con la integridad o soberanía
nacional tenían que consultar con los aparatos de información del Ministerio de Defensa o de las
Fuerzas Armadas; sin embargo la relación entre ellos, en los últimos cien años de nuestra historia
republicana, ha tenido –por cierto– más desavenencias y distanciamientos que acercamientos,
particularmente cuando las últimas asumieron el poder político, intervención criticada por alterarse
la sucesión democrática, aunque hubieron experiencias que inicialmente estaban respaldadas por la
propia norma constitucional y apoyada por gran sector de la población.
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La crítica fue mayor, cuando las atribuciones de la Constitución Política fueron sobrepasadas
instaurándose gobiernos no contemplados legalmente, que incluso recurrieron a la censura de la
prensa y también a la expropiación, como en el periodo del gobierno revolucionario de las Fuerzas
Armadas de los años 70 en el siglo pasado, o con el copamiento de medios durante el gobierno de
Alberto Fujimori, con intervención y aval de diversos actores estatales.
La guerra contra Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, así como las
dos últimas guerras que sostuvimos con Ecuador, hicieron que la Seguridad Nacional cobre
importancia en los medios periodísticos, pero tal realidad encontró una limitación: la necesidad de
guardar el secreto de las operaciones que no fue debidamente explicada, y ante la ausencia de
información, se generó una reacción no comprendida por las oficinas de información de las
instituciones armadas: Los medios de comunicación necesitan de información, y –ante la ausencia
de fuentes oficiales– se vieron obligados a recurrir a otras, y como consecuencia –en muchos casos–
la noticia se vio distorsionada.
Para subsanar estas circunstancias, los aparatos de información de las Fuerzas Armadas
empezaron a hacer mayor empleo de fríos comunicados oficiales, insuficientes para los gustos y
necesidades de la prensa, llevando una relación casi impersonal con los medios de comunicación;
situación que –en la actualidad– es casi una normalidad; como lo hizo notar el señor Iván Slocovich
(15 de setiembre de 2022), Director del Diario el Correo, en una conferencia que brindó sobre
“Comunicación Estratégica”, en la Escuela Superior de Guerra del Ejército, revelando que –en su
experiencia profesional (que son largos años)– solamente la Oficina de Información de la Marina de
Guerra del Perú ha realizado algunos esfuerzos para mantener contacto con su medio periodístico, lo
cual –obviamente– no coadyuva a disponer de mayores publicaciones relacionadas a la Seguridad
Nacional, vinculados con la labor de las instituciones armadas y el Ministerio de Defensa.
A pesar de lo señalado, tampoco debe eximirse de responsabilidad a los directores de los medios
de comunicación, pues la Constitución Política del Perú les demanda una tarea importante, que no
tiene pretexto para dejar de implementarse –a pesar de la poca interacción con las entidades que
deberían procurarles insumos sobre Seguridad Nacional– pues los principales instrumentos se
encuentran disponibles en la web y –con un poco de voluntad– podrían acceder, por ejemplo, al
Decreto Legislativo N° 1129, Decreto Legislativo que regula el Sistema de Defensa Nacional y su
reglamento; y a la Política Nacional Multisectorial de Seguridad y Defensa al 2030, documentos que
son suficientes para poder plantear el “cuadro de comisiones” de sus salas de redacción que
permitirán obtener los datos con la finalidad de incluir en sus publicaciones aspectos relevantes de
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la Seguridad Nacional, y –con este conocimiento–como lo señala Salazar (2010), “no importa lo que
establezca el Gobierno como prioridades de Seguridad Nacional, en buena medida serán los medios
los que definan las amenazas”.
Es una realidad, que “el cuarto poder” tiene una preponderante importancia en el devenir
ciudadano, y mientras mejor informados se encuentren los periodistas, sus comunicadores, estarán en
mejores condiciones para cumplir su rol constitucional:
Los medios de comunicación desempeñan un rol fundamental en el fortalecimiento del sistema
democrático, no solo porque mantienen informada a la ciudadanía sobre asuntos de interés
público, sino porque se constituyen en espacios de deliberación, y sirven de vehículos que
permiten canalizar críticas y denuncias relacionadas con la actuación de las/os funcionarias/os y
autoridades del Estado. (Defensoría del Pueblo, 2021)
Entonces, los medios de comunicación juegan un rol fundamental en el conocimiento de la
realidad nacional que no debe soslayarse, por lo que “se requiere la participación de la comunicación
en la formación de una opinión pública, que se inicie, en primer lugar, con su público interno, para
posteriormente abarcar a su público externo” (Flores, 2014).
Desafortunadamente, en nuestro país –y con mayor énfasis en las regiones del interior y zonas
periféricas de la capital– existen muchos medios que no se preocupan por evaluar el conocimiento de
quienes dirigen sus programas periodísticos, y sus yerros son luego repetidos de manera geométrica,
provocando una grave distorsión en la opinión pública, como lo señala Sartori (1998), citado por
Rospigliosi (2000): “cuando se dicen en la pantalla, las estupideces crean opinión: las dice un pobre
hombre balbuceando a duras penas, y al día siguiente las repiten decenas de miles de personas”
Evidencia que fortalece tal aseveración se recoge en una investigación científica realizada en la
provincia de Huamanga- Ayacucho:
Los medios de comunicación coadyuvaron a debilitar la gobernabilidad local y regional durante
el periodo de gobierno 2011- 2014. Asimismo, la percepción de la población es que los medios
generaron desconfianza e inestabilidad política en el gobierno local y regional, debido a que
existen intereses políticos y económicos en el manejo de la información, promoviendo directa e
indirectamente inestabilidad política, erosionando y debilitando el poder político, la confianza y
credibilidad de las autoridades. (Jauregui, 2014)
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La reciente experiencia política nacional que hemos vivido después que Pedro Castillo,
decidió “disolver temporalmente el Congreso de la República” que –naturalmente conllevó a su
vacancia por haber vulnerado el artículo 117° de la Constitución Política del Perú– tuvo como efecto
que:
Unos cuantos miles, arrogándose inconstitucionalmente el ejercicio del poder del pueblo, han
bloqueado carreteras, causado zozobra, alarma y temor a la población empleando artefactos
explosivos y otros pertrechos, ocasionando estragos y grave perturbación de la tranquilidad
pública con efectos en nuestra economía e imagen internacional, todo por su infundado
capricho de no reconocer el orden constitucional y democrático al haberse vacado
correctamente a Pedro Castillo. (Zegarra, 2022)
La protesta es un derecho que tiene cualquier ciudadano, aunque la efectuada este mes es
absolutamente cuestionable porque está fundada en premisas inadmisibles, pues un verdadero
peruano debe mantener y fortalecer la identidad nacional, lo cual conlleva el reconocimiento del
estado constitucional y democrático de derecho del Perú, basado en el respeto de nuestra Constitución
Política y las leyes que norman nuestro quehacer nacional. Es increíble escuchar opiniones de
personas de diferente estrato social y económico que desconocen las reglas más elementales de la
República del Perú, y que pretendan justificar –por la vía violenta– la imposición de su necia voluntad.
Mucho peor es que existan pseudo periodistas que –ignorando la normatividad legal– fomenten, con
sus opiniones, el incremento de tal protesta.
Las organizaciones de información del Sistema de Defensa Nacional
Y si hablamos de la inercia en la conexión de los aparatos de información de las instituciones
armadas, que –por la naturaleza de sus funciones– solo se refieren al campo militar ¿qué sucede con
los otros campos de la seguridad nacional? ¿quién se encarga de procurar la conexión con los medios
de comunicación social para que se impulse la labor de difusión en el variado enfoque
multidimensional de la Seguridad Nacional? Supuestamente tendría que atenderlo el Ministerio de
Defensa, al haber fusionado por absorción a la Secretaría de Seguridad y Defensa Nacional, hace ya
ocho años.
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La experiencia sufrida en la primera fusión de esta entidad, realizada en febrero de 2003, como
consecuencia de la Ley N° 27860, Ley del Ministerio de Defensa promulgada en noviembre de 2002,
nos revela que la especialización de las funciones del Ministerio de Defensa le exigió brindar mayor
prioridad a las acciones estratégicas vinculadas con la organización, instrucción, entrenamiento,
mantenimiento –entre otros aspectos– de las grandes unidades de las Fuerzas Armadas, para que éstas
puedan cumplir de mejor manera los roles estratégicos, derivados de su misión constitucional; en
consecuencia y de acuerdo a la evidencia, entre 2003 y 2012 no se logró dar impulso a la coordinación
con los medios de prensa para coadyuvar el conocimiento de aspectos concernientes a la amplitud de
la Seguridad Nacional, experiencia similar que también ha sucedido entre 2016 y 2022; sumados
ambos periodos reflejan 15 años de desconexión, lo que de –alguna manera– explica el poco
entendimiento de las responsabilidades sobre la seguridad de la Nación, que se agrava con el
incumplimiento de la ley en la que incurre el Ministerio de Educación al dejar de implementar la
educación sobre Seguridad y Defensa Nacional, en todos los niveles y modalidades del Sistema
Educativo Nacional.
Otro factor que no contribuye al fomento de la publicación de análisis u opiniones respecto a la
Seguridad Nacional, se encuentra en los medios de información que dispone el Ministerio de Defensa
y las instituciones armadas. Al revisar sus sitios web y las redes sociales, se observa que se brinda
una mayor relevancia a las acciones que desarrollan los titulares de esas entidades –fotito incluida–
convirtiendo sus espacios en magazines, desaprovechándose la oportunidad de edificar la cultura de
seguridad, situación que no es un inconveniente nuevo, pues se arrastra en el tiempo:
Las publicaciones militares, son una potente herramienta que se desnaturalizan cuando,
quienes las dirigen, las orientan –equivocadamente– a ensalzar la figura del comandante, del
ministro o del gobernante de turno. No sólo se incurre en oportunismo, también se afecta
negativamente la institucionalidad y por último se aparta del cumplimiento del deber.
(Zegarra, 2011)
Otra de las circunstancias que afecta la creación de la cultura de seguridad, se manifiesta porque
los propios integrantes de las instituciones que –por razones funcionales– tienen mayor conocimiento
de la amplitud del enfoque multidimensional de la seguridad nacional, prefieren no exponer sus
análisis por temor a que sus expresiones afecten a alguna autoridad política, lo cual podría tener como
consecuencia recibir alguna represalia laboral o profesional. Es imprescindible, entonces, que los
titulares de las entidades que conforman el Sistema de Defensa Nacional entiendan que “las ideas se
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exponen, no se imponen” y que éstas no deben ser censuradas, ni tampoco percibirse que puedan
crear amenazas personales, lo que significa que aún sigue vigente lo que recomendé en 2011:
Queda en adelante, reorientar los esfuerzos, el trabajo en conjunto, profesional y patriótico,
promoviendo el pensamiento militar y estratégico; tarea poco fácil cuando existen antecedentes
de restricción del pensamiento que probablemente retrajo a algunos que preferían “no quemarse”
exponiendo conceptos críticos o diferentes a la tendencia de quien estuviera en la cúpula del
momento, dejando que el jefe escuche lo que quería escuchar, o también por temor a represalias
que pudieran haber afectado sus intereses de promoción profesional.
Consideraciones finales
El Perú exige disponer de un marco de Seguridad Nacional que permita concretar acciones en
provecho del mejoramiento de la economía de todos los peruanos. Para tal loable fin, se requiere la
participación de todos los peruanos; pero si existe algún sector de la población que –por ignorancia,
o peor por ventaja particular– no respeta el estado constitucional y democrático de derecho, este
interés nacional se verá obstaculizado.
Urge, entonces que quienes tienen la posibilidad de informar lo realicen adecuadamente de tal
forma que se instituya una opinión pública coherente con los fines del Estado, coadyuvando la
creación de condiciones que permitan alcanzar nuestros objetivos nacionales. Apremia también la
reflexión sesuda de quienes dirigen los programas periodísticos, pues su trabajo constituye una
obligación constitucional; labor que necesariamente debe ser impulsada por la entidad que gestiona
y articula el Sistema de Defensa Nacional, de manera que los medios de comunicación social
dispongan de información de primera mano, y que reciban la explicación adecuada de los asuntos –
que por razones de Seguridad Nacional– no deben ser puestos en conocimiento público.
Si la opinión pública es antitética al ordenamiento constitucional, el Perú sumará una nueva
preocupación con bemoles de peligro para la Seguridad Nacional. Es indispensable, por tanto, actuar
de manera efectiva para disponer de una ciudadanía que atienda y entienda los asuntos de la Seguridad
Nacional; y también, en esa misma dirección, se impulse las actividades educativas en todos los
niveles y modalidades del Sistema Educativo Nacional, con la contribución de los medios de
comunicación social, que resultan ser clave para este propósito.
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